El gobierno de Bogotá ha arriesgado varias propuestas en movilidad que buscan incrementar el recaudo, la más novedosa es la que busca recaudar cerca de un billón de pesos en el cuatrienio mediante un pago por evadir la medida del pico y placa, la tarifa estimada por el secretario de movilidad, Juan Carlos Bocarejo es un pago anual de alrededor de 4 Millones de pesos. Esta medida fue de las más discutidas durante la aprobación del Plan de desarrollo pues era considerada elitista por algunos, pues libra de la restricción a quienes tienen más recursos. Además se cuestionó su costo-efectividad pues no establecía si el costo de su implementación superaría su recaudo, o sobre sus efectos en la congestión, esta es la primera pata que le sale al gato.
La segunda pata es la plataforma tecnológica Uber. Uber ha estado en medio de la polémica pues su modelo tiende a transgredir el marco legal de los países en los que opera, principalmente porque no paga Impuestos por la actividad. Ahora bien, En virtud de la competencia ha mejorado el servicio, por lo que cuenta con gran aceptación de los usuarios, al punto que muchos ante su eventual salida, cambiarían a aquellas aplicaciones que tomen su lugar, por ejemplo, Cabify o Lyft. Situación que se materializaría de prosperar la demanda interpuesta por el senador Robledo.
La tercera pata del gato, los carros asociados a Uber ya no son de gama alta ni los conductores tan atentos como cuando el servicio fue lanzado en el país . En mi caso he notado una convergencia entre los dos servicios a razón de la migración de taxistas a la plataforma de Uber, la merma en los requerimientos de los vehículos de uber y la respuesta en la mejoría del servicio de los amarillos. El punto fuerte de Uber son sus tarifas, punto que señala abiertamente en su publicidad en redes sociales. En suma la diferencia de cara al usuario es el precio, sin mencionar que los taxistas tienen unos costos y restricciones mayores, por ejemplo su pico y placa, es decir, la competencia es por precio.
En la sustentación del artículo 79 del plan de desarrollo, Bocarejo señalaba que buscaba evitar la compra de un segundo carro para personas de estrato 4, 5 y 6. Pero considero que la medida no sólo no desincentivara la compra en estos estratos, sino que la incentivará en los estratos 1,2 y 3
La cuarta pata. Supongamos que el precio de un cupo de un taxi puede estar por el orden de 100 millones de pesos, si un taxista decide vender su cupo y chatarrizar su vehículo con el producto de la venta de su cupo podría adquirir 4 vehículos de segunda de 20 millones cada uno, más 16 millones de los 4 vehículos por poder rodar en los días de restricciones. Esto sería la multiplicación de los panes: un taxi se vuelve 4 vehículos trabajando en UBER.
Pero no solo es el caso de los actuales dueños de Taxi, cualquier ciudadano con relativamente poco dinero puede ingresar al negocio del transporte a través de Uber, con la ventaja adicional de conocer el producido del día, con lo cual ya no se trabaja por una cuota fija, como sucede hoy con los taxis, sino por comisión.
Y como si fuera poco, este gato tiene cinco patas. Aún no se conocen estudios que determinen el valor del pago voluntario, sí fuese 4 millones o más lo racional sería comprar un segundo carro y asumir los costos y no pagar 16 millones o más (en los 4 años) por lidiar con más trancones y hacerle más kilómetros al vehículo que actualmente poseo. Sí es menor, la ecuación es similar con otro mecanismo, más barato el uber con cupo, más pagos voluntarios, más congestión
Lo realmente preocupante es que no se establezca un mecanismo alternativo para quienes no puedan o quieran pagar más allá de aguantarse la congestión.
En al afán de aumentar el recaudo se incrementará la congestión. Como dice el dicho: El camino al infierno, en movilidad, está empedrado de buenas, y cándidas, intenciones.
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